Star Trek: Más allá

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Nueva entrega de una de las series más longevas que intenta mantenerse en el Olimpo de las estrellas del celuloide por los siglos de los siglos.
La renovación siempre lleva consigo derivas hacia otros mundos por desconocer, pero eso es para los arriesgados y en esta ocasión no podemos considerar a Justin Li como tal. Una nueva entrega no supone un peldaño más de subida hacia esas estrellas que son sin duda el preámbulo de la saga, sino más bien que el actual Hollywood y los responsables de la franquicia se han asentado en un rellano de la escalera- La gran duda es si el rellano será largo y sinuoso adentrándonos en la bajada trepidante o más bien es un “espera un poco que tomamos aire para comenzar a subir”.
Este Más allá es un estado de standbye, de espera, no logra acentuar a ninguno de los personajes en sus tramas y peculiares idiosincrasias y se agarra a un argumento fácil de malo muy malo contra los siempre buenos con el happy end necesario desde que Hollywood es Hollywood. De un perfil plano el director intenta por momentos profundizar con leves alegorías a la relación de algunos de los personajes pero lejos quedan las teorías cuánticas, la metafísica de Spok o las señales trekkies que han enmudecido siempre a legiones.

Si por un lado estamos ante la avalancha del cine de héroes de comic tanto de DC como de Márvel el filón de los clásicos de ciencia ficción como Star trek o la Guerra de las Galaxias nos están llevando a un cine excesivamente ramplón que en muchos casos no consiguen llenar de adrenalina las neuronas de los espectadores para ser todo un despliegue de efectos que nos apabullan y distraen enormemente. Si el cine de contenido se adhiere al espectáculo es cuando los espectadores disfrutamos de lo lindo pero si lo único que nos plasman es espectáculo, cada día se nota más la imposibilidad de poder sorprendernos, puesto que nuestra retina ha hecho propios todos los efectos digitales habidos y por haber. En Más allá el director opta por el espectáculo y sinceramente no lo consigue. Ya no sirve presentarnos paraderos inhóspitos realizados con el corta y pega del ordenador, tampoco sirven los guiños vintages (la moto) y mucho menos los mundos oblicuos en el espacio que no consiguen nada salvo retorcer nuestro cuello para ponernos en posición horizontal.
Pero cuesta no resaltar algo en una entrega de Star Trek, así que sí, me gustó Jaylah, interpretada por Sofía Boutella porque nos abre la puerta a una explicación de otro mundo en posibles secuelas, y es más que correcta la interpretación de todo el elenco de actores que sin duda ven una estabilidad económica en cada una de las entregas. Cierro con el homenaje al tristemente fallecido Anton Yelchin (Pavel Chekov )en un accidente de coche doméstico.