el próximo jueves, 15 de julio, a las 20.30 horas se inaugura en el Museo del Grabado Español Contemporáneo la exposición “Nous ne sommes pas les derniers” del artista esloveno Zoran Music.
La exposición estará abierta al público del 15 de julio hasta el 25 de septiembre en los horarios habituales del MGEC para este verano: de lunes a sábado de 09.00 a 14.00 horas y de martes a viernes, de 18.30 a 23.00 horas.
Deportado al campo de concentración de Dachau en 1944, acusado de colaborar con la resistencia, Zoran Music (1902-2005), intenta evadirse de la cruel realidad que le rodea dibujando. “Empiezo tímidamente a dibujar. El medio, quizás, de salir adelante. En este peligro, tendría tal vez una razón para resistir. Intento al principio a escondidas en el distribuidor de mi torno, cosas vistas cuando recorría el camino yendo a la fábrica: la llegada de un convoy, el vagón de ganado entreabierto y los cadáveres que sobresalen…Más tarde dibujo incluso en el campo. Los días pasan…y aquí estoy de pronto atrapado por un increíble frenesí por dibujar. En las últimas semanas del campo, el peligro de ser descubierto ha disminuido un poco. He conseguido encontrar en la fábrica papel y tinta”.
A su salida del campo de concentración se dedica a pintar paisajes. “Después de la visión de estos cadáveres despojados de toda marca exterior, de todo lo superfluo, liberados de la máscara de la hipocresía y de las distinciones de las que se adornan los hombres y la sociedad, creo haber descubierto la verdad, la terrible y trágica verdad, que se me permitió alcanzar. Los paisajes dálmatas han vuelto, pero han perdido todo lo que sobraba en ellos así como lo frívolo. A ellos se han añadido los paisajes alrededor de Siena, – y son muchos cadáveres desnudos, atormentados por las inclemencias del tiempo-”. El horror vivido está latente. “Según iba dibujando, me agarraba a mil detalles. Qué trágica elegancia en estos cuerpos frágiles. Detalles tan precisos; estas manos, esos dedos delgados, los pies, las bocas entreabiertas, en el intento extremo de atrapar todavía un poco de aire. Y los huesos recubiertos de una piel blanca, apenas un poco azulada”.
No será hasta 1970 cuando comienza a pintar horribles escenas con los cadáveres de quienes compartieron con él cautiverio. Plasmándose en 1990 en este estremecedor libro de grabados editado en el mítico taller parisino, cabe la iglesia del Sacre Coeur, de Lacouriere et Frelaut.