El ejercicio físico tiene innumerables ventajas en la salud cardiovascular, aunque realizado a alta intensidad puede desencadenar un evento cardiaco grave, como la muerte súbita, en individuos con una patología cardiaca subyacente. El electrocardiograma es útil para identificar muchas de esas patologías y, por eso, se considera una prueba de primera línea en el screening o cribado cardiovascular del deportista, tal y como recogen las recomendaciones europeas.
En la séptima edición de su congreso virtual, eCardio23, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) dedica una sesión a repasar la utilidad del electrocardiograma en la valoración del riesgo de muerte súbita.
Como explica la Dra. María Sanz de la Garza, cardióloga del Hospital Clinic de Barcelona, que es miembro del núcleo de la sección de Cardiología del Deporte de la ESC, y miembro del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la SEC, el electrocardiograma es una exploración no invasiva que permite la evaluación de la actividad eléctrica del corazón en un momento concreto: “Nos da información referente a la frecuencia cardiaca, el ritmo cardiaco y la morfología de las diferentes ondas eléctricas del corazón”.
¿Qué patologías ayuda a diagnosticar?
La sensibilidad y especificidad del electrocardiograma es muy variable dependiendo de la patología cardiaca a identificar y de la edad del individuo. A medida que se avanza en edad, la frecuencia de enfermedad aterosclerótica como desencadenante de muerte súbita aumenta, y es menos posible la predicción mediante electrocardiograma.
“Es la herramienta diagnóstica principal de la mayor parte de las canalopatías (anomalías genéticas que pueden determinar arritmias severas como QT largo, QT corto o síndrome de Brugada, etc.) a excepción de la taquicardia catecolaminérgica, que se presenta característicamente durante el ejercicio y bajo estrés emocional importante. Por eso, en ese caso, el electrocardiograma debe hacerse durante la práctica de ejercicio”, asegura la especialista en cardiología del deporte.
Por otro lado, es una prueba de primera línea para la detección de patologías del músculo cardiaco (miocardiopatías). La sensibilidad y especificidad del electrocardiograma es variable dependiendo de la miocardiopatía, siendo especialmente útil en la miocardiopatía hipertrófica. “En el caso de esta enfermedad, el electrocardiograma es patológico en el 95% de los casos. En otras miocardiopatías como la dilatada o la restrictiva, su especificidad y sensibilidad es menor, pero igualmente muestra alteraciones electrocardiográficas inespecíficas que pueden hacernos sospechar de una patología cardiaca subyacente hasta en un 50% de los pacientes”, detalla la Dra. Sanz de la Garza.
En la mayor parte de los casos, el electrocardiograma actúa como prueba de primera línea que, junto con una exploración física exhaustiva y la historia clínica del paciente, permite sospechar una patología cardiaca determinada. “Para confirmar el diagnóstico será necesario realizar pruebas complementarias como las de imagen (ecocardiograma o resonancia magnética cardiaca), de evaluación de la respuesta cardiovascular al ejercicio (prueba de esfuerzo) o de evaluación del electrocardiograma durante un periodo de tiempo más largo (holter)”, agrega la cardióloga.
La combinación de pruebas diagnósticas no solo ayuda establecer un diagnóstico, sino que resulta imprescindible para tomar decisiones terapéuticas, establecer el pronóstico y, en el caso de cardiopatías cardiacas de origen genético, tratar e identificar no solo al paciente, sino a los familiares potencialmente afectados.
¿Electrocardiograma previo a la práctica deportiva?
El screening o cribado cardiovascular es esencial en el caso del deportista competitivo porque realiza altos volúmenes de entrenamiento con la intención de alcanzar el mejor rendimiento deportivo y está sometido al estrés mental y físico que supone la competición.
Sin embargo, en ocasiones la línea divisoria entre deportista aficionado y competitivo es muy fina en lo que a intensidad y horas de entrenamiento se refiere. “Sería deseable que todos los individuos que practican deporte de intensidad moderada-alta se hagan una valoración cardiovascular que incluya un electrocardiograma, pero es complicado establecer dicha recomendación como obligatoria dadas las dimensiones que esa estrategia podría tener en la práctica clínica diaria”, precisa la Dra. Sanz de la Garza.
La especialista en cardiología del deporte se inclina por recomendar que “la realización del electrocardiograma en un deportista sea o no competitivo, se haga considerando el contexto clínico y la historia deportiva del individuo”. Y siempre “deber ser realizado por un profesional con experiencia en la valoración de esta prueba en este grupo de población”.
Esto es así porque algunos hallazgos considerados patológicos en personas no entrenadas, pueden no ser un signo de alarma en el deportista. Y una interpretación errónea podría descalificar de forma innecesaria a deportistas sanos, generar un aumento de costes si se solicitan pruebas innecesarias y condicionar una serie de repercusiones psicológicas y emocionales no justificadas.
eCardio es el congreso virtual de la SEC, que este año celebra su séptima edición del 13 al 16 de febrero de 2023. Está dirigido a todos los profesionales sanitarios con interés en la cardiología y la prevención cardiovascular.
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