El Centro de Tratamiento de Adicciones de Mijas atendió a 547 pacientes en 2017. Pacientes cuyo perfil mayoritario es de un varón de alrededor de 40 años, consumidor de cocaína o alcohol, que convive con familiares y con estudios de Secundaria en casi la mitad de los casos.
Un perfil de usuario que, si bien sigue siendo varón en la mayoría de los casos (un 82% frente al 18% de mujeres), presenta una marcada diferencia con el perfil más común hace una década: un varón más joven (30 a 40 años), sin estudios ni vinculaciones familiares, y consumidor, sobre todo, de opiáceos como la heroína.
Así lo ha dado a conocer hoy la diputada de Servicios Sociales y Centros Asistenciales, Lourdes Burgos, junto a la concejala del Ayuntamiento de Mijas, Mª del Carmen González Ríos, y el director provincial de Centros de Tratamientos de Adicciones, Juan Jesús Ruiz, durante la presentación de la Memoria de Actividades 2017 de este CTA, uno de los que mayor carga ambulatoria tienen en la provincia. Solo en 2017 se programaron 3.400 citas, ha señalado Burgos, que ha explicado que hace diez años, las adicciones se daban sobre todo entre personas en claro riesgo de exclusión social, pero la problemática se está extendiendo a la población en general conforme crece el consumo de las llamadas drogas blandas como el alcohol o el cannabis.
Incremento del consumo de cocaína, alcohol y cannabis
Aunque los opiáceos siguen siendo las sustancias con mayor número de casos, con 256 pacientes en el CTA de Mijas en 2017, se aprecia que el consumo de cocaína (con 109 casos) y de alcohol (con 103) se está incrementando. Estas dos sustancias presentan, además, un porcentaje mucho mayor de recaída (más de 40 recaídas en cada caso este año), frente a los opiáceos, de los que solo se han registrado 22 reinicios del tratamiento. En cuanto al cannabis, en 2017 se han registrado 65 inicios y 27 reinicios.
También se están comenzado a tratar casos de adicciones a fármacos como los antidepresivos y las benzodiacepinas y otras adicciones sin sustancias como la ludopatía o la adicción a las compras, muy relacionadas con el auge de internet y las nuevas tecnologías, ha señalado la diputada.