El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo muestra los relatos transculturales de la artista alemana Antje Schiffers

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El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), con sede en el Monasterio de la Cartuja de Sevilla, presenta la exposición ‘Las bienvenidas están en todas partes. Algunos relatos transculturales’, de Antje Schiffers (Heiligendorf, Alemania, 1967), en la que la artista incluye proyectos específicos para conectar con el contexto andaluz. La muestra se puede visitar desde el 19 de septiembre al 11 de enero de 2015.

 

Los trabajos de Schiffers suscitan interpretaciones sobre las relaciones entre arte popular y arte contemporáneo o entre autóctono y alóctono, sobre la obra como mercancía y, también, sobre los problemas, esperanzas y visiones de futuro de la artesanía tradicional o de la agricultura en tiempos de crisis en Europa en general y en Andalucía en particular.

Esta exposición se concibe así como un recorrido por su trayectoria, realizada tanto de forma individual como colaborando con Thomas Sprenger o de forma colectiva con Myvillages. Esta manera de trabajar en red y en colaboración no sólo la ha realizado con artistas, sino con agricultores, ganaderos, artesanos, trabajadores fabriles o personas que viven en lugares tan dispares como México o Kazajstán, en los que la artista ha residido.

De esta forma, para que la naturaleza y la lógica de sus trabajos conecte con el entorno andaluz, la artista ha propuesto diferentes elementos contextuales que servirán como guía para nuevas producciones relacionadas con los productos de la huerta del CAAC, la cerámica Pickman de la Cartuja, las comidas de los cuadros de Francisco Barrera custodiados en el Museo de Bellas Artes de Sevilla o una nueva producción que enriquece el archivo de la obra ‘Soy agricultor y quisiera seguir siéndolo’, realizada en la finca Yñiguez Ovando en Extremadura y con el apicultor Juan Antonio García en Cuevas del Becerro (Málaga).

Estas nuevas producciones redundan en los temas e intereses habituales en el trabajo de Schiffers, que abarcan formatos y perspectivas muy diversas: encuentros y presentaciones informales, proyectos colaborativos, interacciones personales y debates públicos, recopilación e intercambio de información sobre las prácticas agrícolas o culinarias, repositorios de documentación o de comida, trueques y otras muchas formas de gestionar el conocimiento que fueron usuales hasta no hace tanto tiempo y que hoy se evidencian como opciones o alternativas operativas.

La exposición funciona en cada sala como si fueran capítulos de una historia en la que se suceden tanto los proyectos de Schiffers como los relatos y las personas involucradas en la producción de los proyectos. Así, la muestra es una especie de puesta en escena de diferentes trabajos buscando una nueva forma de presentación, o haciendo que ésta sea parte del discurso.

El propio recorrido expositivo da cuenta de la trayectoria de la artista y, a la vez, es el generador de un relato o un discurso tramado con las obras, los murales, los dibujos o la documentación videográfica. Son como evocaciones de paisajes y experiencias que son «revisitados» y, a la vez, «recreados» en la medida en que, más que meros ejercicios documentales, son elementos que generan un debate sobre aspectos cruciales de la agenda del arte contemporáneo.