La primavera ha traído consigo climas propios del verano en nuestra comunidad autónoma, tanto en temperaturas como en intensidad de la luz solar. Desde la Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía, y coincidiendo este 23 de mayo con el Día Mundial contra el Melanoma, se recuerda que debemos evitar una sobreexposición o exposición prolongada al sol, debido a los efectos nocivos de la radiación en nuestra piel.
Para esta necesaria protección, hay que acudir a los productos de protección solar, que deben ser eficaces frente a la radiación ultravioleta B (UVB) y a la radiación ultravioleta A (UVA).
Consumo incide en la importancia del etiquetado. Se recuerda que los productos de protección solar no deben incluir declaraciones del tipo “Protección 100% frente a la radiación ultravioleta”, “bloqueante solar” o “protección total”, o que señalen que no es necesario repetir la aplicación del producto en ningún caso (por ejemplo, “Prevención durante todo el día”).
Sí que deben figurar instrucciones de empleo, incluyendo mensajes del tipo “Aplíquese antes de la exposición al sol”, o “Para mantener la protección, repita con frecuencia la aplicación del producto, especialmente tras transpirar, bañarse o secarse”.
Los fotoprotectores o productos de protección solar además cumplir las indicaciones que son obligatorias en los productos cosméticos –cantidad de producto, ingredientes con los que se ha fabricado, fecha de duración mínima una vez abierto el envase, además del nombre del producto, de la entidad responsable de la puesta en el mercado o el número de lote–, deben incluir una serie de datos específicos.
En este sentido, la etiqueta tiene que informar sobre la eficacia del producto, mediante categorías como: ‘baja’ (factor de protección entre 6 y 10), ‘media’ (entre 15 y 25), ‘alta’ (entre 30 y 50) y ‘muy alta’ (factor superior a 50). Cuanto mayor sea el factor, se prolongará el tiempo que puede tomarse el sol sin que la piel se enrojezca o se queme. Asimismo, debe tenerse en cuenta el fototipo de la piel, que determina la sensibilidad de cada persona a la radiación solar. Desde la Dirección General de Consumo, se recomienda acudir al dermatólogo para determinar el fototipo y, por tanto, la sensibilidad de nuestra piel al sol.