Andalucía, a la cabeza de la peor ratio en educación

0
589

El número absoluto de estudiantes y docentes no tiene en cuenta cuántos de estos últimos disfrutan de una reducción de jornada, por lo que el horario de atención al alumnado se puede ver mermado en un tercio o en un cincuenta por ciento. Al analizar los datos de docentes a tiempo completo, la diferencia de ratio entre Andalucía y el resto de España es sensiblemente superior que si se tienen en cuenta solo los absolutos.

Año tras año, no solamente se eliminan unidades educativas de forma unilateral en los centros públicos (3000 menos en las etapas de infantil y primaria) y se incrementan las privadas concertadas (1200 más de infantil y primaria en el mismo período), sino que se está aprovechando el cierre de estas unidades para aumentar la ratio de alumnado. Este aumento dificulta enormemente la tarea formativa e incrementa de forma considerable el tiempo que los docentes dedican a tareas administrativas y gestiones burocráticas en general.

Resumiendo, en Andalucía estamos cerrando unidades públicas “por encima de nuestras posibilidades”. Es decir, se cierran más unidades de las que la natalidad podría justificar, y esto eleva la ratio alumnado/profesorado y exprime cada vez más a unos docentes que ven cómo, año tras año, aumenta su carga burocrática.

Esto no lo dice CGT, lo dicen las estadísticas del Ministerio de Educación.

Mientras que todas las comunidades autónomas han tendido de forma generalizada a bajar o mantener la ratio en los últimos años para mejorar la atención educativa y los resultados formativos, en Andalucía se ha optado por incrementarla notablemente. En tan solo tres cursos, la ratio general andaluza ha pasado de 12 a 12,5 alumnos/as mientras que la media española ha bajado de 11,5 a 11,2 en el mismo período.

En la siguiente gráfica basada en los datos del Ministerio de Educación se aprecia esta tendencia inversa que nos muestran los últimos datos actualizados.

Actualmente, la ratio de los centros de primaria andaluces es la más alta del estado español. Aventajamos con creces a todas las comunidades autónomas con 15,7 alumnos/as frente a los 13 de media -casi tres alumnos/as más por docente.

Ostentamos también la mayor ratio de alumnado en los centros de educación especial de todas las comunidades, con 3,8 alumnos/as frente a una media nacional de 3,2. Desde luego es una educación especialmente desatendida. Esta realidad contrasta con las continuas declaraciones de responsables políticos de la Junta de Andalucía que venden ante los medios su “gran apuesta” por la inclusión y la atención a las personas más necesitadas. Como diría Shakespeare, “!Oh, qué bella apariencia tiene la falsedad!”

A falta de la actualización de datos del ministerio del curso 2019/20, tan solo la maltrecha educación pública de la comunidad de Madrid tiene una ratio más alta de alumnado en etapas como la ESO. Mucho hemos hablado de que Madrid era el modelo de privatización de Andalucía, pero en estos momentos las políticas andaluzas contra la educación pública son mucho más agresivas que las madrileñas.

El abandono y deterioro consciente de nuestra educación pública empezó hace tiempo y tiene un simple objetivo para la clase política: degradarla al máximo para tener la excusa perfecta que le permita justificar el enorme trasvase de dinero público a empresas de educación privadas que se viene realizando en los últimos años.

¿Tiene importancia la ratio en el proceso educativo?

Difícilmente encontraremos voces discordantes en este sentido en la comunidad educativa, que lleva años reclamando una bajada de ratios de forma unánime. Sabemos por experiencia que, a mayor atención y tiempo de dedicación a las personas, mejores resultados se obtienen. Esta evidencia no se le escapa ni al propio consejero de Educación de Andalucía. De hecho, el MEDAC, el instituto que fundó el señor Imbroda oferta en su publicidad una “enseñanza personalizada con ratio de 1/15 tutor/alumno”. ¿Acaso lo que es bueno para la empresa privada que fundó no es bueno o no tiene sentido en la educación pública?

Incluso los propios estudios y conclusiones de la clase política a partir de los últimos informes PISA avalan esta afirmación. Las comunidades de Castilla y León y Navarra encabezan los mejores resultados PISA y, a la vez, la ratio más baja. Concretamente Castilla y León, con un PIB similar al andaluz, tiene una proporción de alumnado global de 9,4 por docente frente a los 12,5 de Andalucía y en los centros de primaria, de 10,5 frente a los 15,7 de Andalucía.

Por el contrario, las comunidades con ratio de alumnado más alta obtienen los peores resultados PISA. Una fórmula sencilla a la que se suman otros factores como puede ser la financiación, cuestión en la que Andalucía también va a la cola, siendo una de las de menor inversión por alumno/a.

El descenso de natalidad progresivo hubiera permitido bajar la ratio en infantil y primaria sin necesidad de incrementar el gasto, pero parece que el objetivo es todo lo contrario: aumentar el alumnado por docente y abaratar costes a expensas del despido de profesorado y la reducción de la inversión por alumno/a.

Es evidente que, si estamos a la cabeza de la ratio más alta de alumnado, si sigue aumentando y si continuamos a la cola en inversión, nada va a mejorar.

Con estos datos sobre la mesa, a la administración andaluza solamente le quedan tres opciones para enmascarar el fracaso de su gestión educativa de cara a la galería: “obligar” al profesorado a inflar las notas del alumnado en sus evaluaciones, filtrar las pruebas del informe PISA e invertir más en la publicidad de los medios andaluces.